PONTE que me preguntes,
admirando horizontes de la mar,
una tarde cualquiera
del mes de abril, en el ocaso rojo,
que en qué tenor reside la belleza.
Belleza, te diría,
consiste en contemplar, una vez y otra
vez, ondas al romper contra la roca,
sin repetirse nunca en su cantar
ni en oda de oleaje.